lunes, 4 de junio de 2012

Pensando en Public Tender


Pocas ciudades son tan apropiadas para entablar el debate sobre el espacio público como Barcelona, cuya forma se ha ido definiendo siempre a través de grandes eventos culturales dando lugar a una planificación urbanística revisada constantemente, y en la cual el espacio público ha entrado en tensión constantemente con cada una de las decisiones biopolíticas que ha llevado a cabo el gobierno de Barcelona. 
Cada renovación, cada ampliación y creación de nuevos espacios ha ido acompañada inevitablemente de la colocación de esculturas públicas en toda la ciudad, de hecho, en 1987 Robert Hugues en su libro "the spaces and esculptures" hablaba de Barcelona y resaltaba que la ciudad poseía literalmente “el programa de escultura y parque más ambicioso de su tipología que nunca haya lanzado un gobierno del siglo XX”.

Y no solo es cuestión de que haya una gran cantidad de obras desperdigadas, sino que encontramos esculturas que quieren a su vez reflexionar sobre el espacio que ocupan, un gran ejemplo es la obra de Rebecca Horn “ La estrella Herida”(2007) situada en la playa de la Barceloneta en la cual observamos un homenaje a todas las construcciones y chiringuitos que ocupaban la Barceloneta antes de la renovación urbanística que preparó a la ciudad para las Olimpiadas  y que acabó con esas construcciones a favor de una modernidad mucho más global y turística.

Estrella herida de Rebecca Horn
Barcelona es una ciudad que vive esa eterna tensión, la transformación y renovación en contra del cuidado a la memoria histórica, y en esa tensión se inscribe el espacio público de la ciudad. Un espacio que se  transforma constantemente y en el cual aparecen espacios borderline cargados de historia y a la vez renegando de ella, espacios que no saben si son nuevos o no y oscilan entre las dos opciones y se adaptan a los tiempos, siempre cambiantes. La plaza dels Ángels  es un gran ejemplo de esta esquizofrenia, en ocasiones es un espacio totalmente público cargado de todas las connotaciones del barrio en el que se inscribe y en otras el museo (Macba) se apropia de él y le da diferentes usos y funciones. El museo quiere abrirse a la ciudad y mezclarse con ella pero entra en disputa constantemente con la realidad social (no demasiado agradable por cierto) que envuelve el blanco edificio de Meyer.
Tanta blancura y pureza formal se ve “atacada” constantemente desde una plaza que cuya vida es imposible controlar y al final al museo no le queda más opción que devolver la mirada a un espacio “público” que ha demostrado tener vida propia y ser prácticamente ingobernable.
La nueva exposición de Rita Mc Bride en el Macba “Public tender” que se podrá visitar hasta el 24 de Septiembre, se inserta en esta mirada.

Arena de Rita McBride en el Macba
La obra estrella, que ya se presentó en la pasada exposición “El tiempo como materia” es Arena (1997) una enorme estructura de madera que recuerda a las Arenas romanas en las cuales el público tenía un gran poder de intervención. Esta Arena contemporánea apela directamente a la participación del visitante del museo, nos invita a invadirla, a sentarnos en ella, a experimentar su enorme tamaño y con esta interacción pone a prueba la lógica básica del museo, ya no estamos aquí solo para observar, ahora nos toca participar. Ahora toca ser partícipes del espectáculo mismo de estar en el interior del museo. A la vez las paredes de la sala se han fragmentado y separado frente a la estructura para dejarnos ver a través de la pared de cristal del museo la Plaza dels Ángels. La reflexión es sencilla, ahora el verdadero espectáculo está en la calle y Rita Mcbride nos da las herramientas necesarias para observarlo desde su Arena.

Mae West de Rita McBride en Munich
En esta misma línea participativa y de reflexión sobre lo “público” se insertan la mayor parte de sus trabajos, al final de la exposición por ejemplo encontramos un vídeo dedicado a los vecinos que vivían cerca de la escultura pública que hizo en Munich llamada Mae West, una enorme escultura de unos 52 metros de altura que sorprendió a toda la comunidad. Una comunidad que deja plasmadas sus impresiones en el video que acompaña la obra, entendemos así que para Rita McBride es tan importante su obra como las reacciones que la acompañan.

En definitiva, una exposición para reflexionar sobre la ciudad, el urbanismo la escultura y su relación con el público y los ciudadanos que habitamos las ciudades sin olvidar que como bien dice Rita McBride “Pienso que si la escultura tiene alguna virtud es que crea su propio lugar, su propio espacio”.